Internet lo tiene todo. Tiene maneras de mantener amistades que no te interesan lo suficiente para esforzarte. Aplicaciones para modelar con tu personalidad, o bien para modelar tu personalidad. Tiene tiendas de todo tipo, todos los libros y el conocimiento del mundo; eso sí, bien escondido en toneladas de paja cibernética. Tiene mucha pornografía. Tiene causas sociales, políticas, movimientos internacionales, noticias en tiempo real… y mucha, mucha pornografía.
Internet es un nuevo universo donde puedes crear tu “second life”, elegir tu avatar y tu nickname, guardar tus datos más íntimos y personales a 8 caracteres de cualquier hijo de vecino, y describirte a ti mismo en 140 caracteres más. Defiende sus “leyes y códigos”, promueve estratos sociales y tribus. Modela la historia.
Internet te brinda la información necesaria para quejarte de cosas nuevas, decepcionarte de la humanidad a nuevos niveles, y reclamarle al mundo nuevas aberraciones. Además, nada tonto este internet, te brinda varios millones de lugares nuevos dónde gritar que que todas esas cosas están mal. Ya no basta quejarse: hay que twittearlo y crear trending topics; hay que crear grupos en facebook y promover eventos ficticios; hay que bloguearlo para que tus 15 lectores te acompañen en la queja o te digan que eres un amargado fatalista; hay que compartir la nota de CNN que te recuerda que tu país está hundido en uno de los peores momentos de su historia; hay que ver al Dr. Simi bailando en youtube para pasar el trago amargo con una risa.
Una vez un amigo comparo twitter con una montaña solitaria donde puedes gritar a todo pulmón sin ser escuchado, una especie de ciber-catarsis. Ese es el problema de internet: Lo que ha cambiado muy poco con toda esta revolución informática es, tristemente, el alcance de la voz. Ahora podemos gritar en muchos lugares más, y mucho más grandes. Pero lo que veo es que nuestra voz se vuelve aún más minúscula ante el imponente rugido de una sociedad conformista y ordinaria.
El internet socialmente es una herramienta interesante. Pero seamos sinceros: la sociedad actual con la herramienta de la red, no es más productiva que un simio con una calculadora. ¡Menuda herramienta! (Dirían mis amigos gachupines)