Tuesday, February 23, 2010

Debería ser una obligación...

… O por lo menos un buen hábito. Deberíamos tener todos la costumbre de ir a escuchar un concierto de música clásica de vez en cuando. Uno cada mes o cada quincena. De verdad, regálame 5 minutos para convencerte.


¿Sabías que ir a escuchar a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) es más barato que ir al cine? Este año Cinemex y Cinépolis venden la entrada a sus salas a un precio que ronda los 60 pesos (salas estándar porque entrar a una VIP es ya prácticamente un asalto). Ya otro día hablaré largo y tendido sobre el gasto estratosférico que implica hoy en día ir al cine.

Pero regresando al punto: Un boleto para ver a la OFCM cuesta sólo 50 pesos para estudiantes, profesores, derechohabientes del INAPAM y algunas otras personas con distintos beneficios. La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) cuesta los mismos 60 pesos que gastas en ir al cine. Y si vas a uno de los ciclos que ofrece el INBA en el Munal o la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes, los precios son ridículos: 20 pesos por presenciar artistas de talla internacional, sólo $10 con tu credencial de estudiante. De verdad, si no me crees chécalo en Ticketmaster. Para darles un punto de referencia, un boleto para ver a una orquesta de medio pelo en gabacho, como la Filarmónica de Seattle, cuesta entre $20 y $40USD. Me pregunto qué opinaría un europeo de pagar casi la mitad de un euro por un excelente concierto de piano en un salón de Bellas Artes.

Y si, como buenos malinchistas que somos, crees que estos precios son proporcionales a la calidad de lo que vas a ver, estás muy equivocado. En los últimos meses he ido a unas cuantas presentaciones de este tipo: Un concierto de la OFCM, otro de la OSN y una presentación de uno de los mejores pianistas (posiblemente el mejor) de nuestro país en la Manuel M. Ponce de Bellas Artes – Mauricio Náder –. Las 3 veces he quedado mucho más que satisfecho. He quedado con el compromiso inevitable de regresar, de buscar una presentación más y volver a escucharlos. Los artistas tanto nacionales como invitados son notables. Busca en google a Agustín Hadelich, Mauricio Náder o Howard Shelley para darte una idea.

Algo de lo que escuche, vale la pena dedicarle los 14 minutos que dura.
Tóquese una después de la otra, en el orden en que están.
Dimitri Shostakovich
Sinfonía No. 10 op. 93
Movimiento IV Andante - Allegro

Me da una lástima terrible que en nuestro país se pague más por ver bodrios del tamaño de Gamer (que ya critiqué por acá) o de Scary Movie 4 que por ir a apreciar lo que verdaderos artistas transmiten a través del lenguaje más universal y completo: la música. No se tiene que ser alguien educado en el tema para apreciar estos conciertos y disfrutarlos. Si no me crees, inténtalo. En el peor de los casos te gastaste menos de lo que hubieras gastado en ver el nuevo bodrio de Ben Stiller. 

Aprovecho para hacer pública una felicitación al director titular de la OSN Carlos Miguel Prieto (Director que se muestra al frente de la OSN en la foto de arriba). Sólo 2 veces he visto a esta orquesta, una fue hace muchos años. De lo que recuerdo, a lo que vi hace unas semanas, este hombre ha hecho realmente un magnífico trabajo. Su ensamble se nota maduro, coordinado y sin duda talentoso.

Amplia recomendación: Vayan al concierto que la OFUNAM (Orquesta Filarmónica de la UNAM) ofrece en las islas de C.U. frente a rectoría, el viernes 26 de marzo. La entrada es libre, el horario – 11 de la mañana – no es el más conveniente, pero vale la pena si pueden darse la escapada. La orquesta va a interpretar el Danzón #2 de Arturo Márquez y el Huapango de José Pablo Moncayo (que tristemente todos conocemos como el tema del comercial de Corona), ambos compositores mexicanos, ambas piezas maravillosas. Por ahí estaré yo seguramente.

Por mi parte, quiero hacer de esto un hábito. Espero que a ti te levante aunque sea un poco de interés esta propuesta. Checa los conciertos que ofrecen las carteleras de la OFCM, la OSN, el INBA y la OFUNAM. Si no conoces, pídele a alguien que conozca que te recomiende alguno de ellos. Si no tienes con quién ir, dime, con gusto te acompaño.

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