Arctic Monkeys... T@ache_

Liam Gallagher lo dijo hace poco: Los Arctic Monkeys son una de las mejores bandas del Reino Unido en este momento (hizo mención también a Kasabian… concuerdo). Si bien el una-vez-más-ex-oasis es un personaje polémico, es una voz que hay que escuchar cuando habla sobre la escena británica. Y más allá de “quién dijo qué”, yo opino lo mismo.

Desde la primera vez que escuche “When the sun goes down” y “Fake tales from San Francisco”, hace ya más de 4 años, había estado esperando que está banda pisara un escenario chilango. Vino una oleada de conciertos de agrupaciones como los Kaiser Chiefs, Razorlight y hasta Kasabian, pero los jóvenes de Sheffield simplemente no aparecían. Salió el Favourite Worst Nightmare (su segundo disco de estudio), me seguí enamorando de la banda, pero nada de conciertos.

Este año Ache Producciones por fin los trajo. El foro me pareció mal elegido (la explanada del Estadio Azteca), los precios algo elevados. Pero a mi nada me importaba, iba a estar ahí y en primeras filas. Compré un boleto en sección preferente y esperé lo mejor.

Llegó el día. Llegué temprano. A las 8:40 de la noche estaba dentro de la explanada y comencé a buscar el acceso a la sección preferente. ¡Oh sorpresa! El acceso estaba cerrado, había problemas de logística al interior. La codicia de una compañía irresponsable como Ache Producciones había hecho de las suyas: Sobreventa, personal de seguridad insuficiente, pésima planeación.

Es culpa de Ache que hoy hable de ellos y no de Alex Turner y su banda. Es culpa de Ache que después de más de 4 años de esperar este concierto no lo haya disfrutado una décima parte de lo que esperaba. Es culpa de Ache que un público envidiable como el mexicano haya quedado mal ante una banda grande como los Arctic Monkeys. Y es culpa de Ache que este evento fuera una vergüenza en casi todos los sentidos. Y todavía tienen el descaro de repartir culpas en su sitio, señalando a la compañía que les instaló las vallas. Además de ineptos, maricones.

La buena noticia para ellos es que el mexicano no tiene memoria, y que el próximo evento que organicen pocos dejarán de comprar entradas por esto. Haciendo cuentas, supongamos que había 3000 personas con boletos de preferente. A $200 la diferencia con general, Ache estafó $600,000 al público mexicano… pero ¿a quién le importan los números?

Del ámbito musical (que tristemente pasó a segundo término) hay que decir que los Arctic Monkeys son una banda de brillante ejecución. La actitud que generalmente muestran en vivo se vio mermada por su preocupación por la seguridad del público y seguramente por la molestia con los organizadores. El único que traía una actitud festiva era Matt (en la batería, dando cátedra con un arreglo de tambores muy básico), y a ratos Alex Turner. La respuesta del público fue discreta y por momentos nula. El concierto duró muy poco. Sí hay que criticarle al cuarteto que siendo su primera presentación en México debieron prestar más atención a los sencillos de los primeros dos discos. Aquí el setlist:

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Ni hablar. Esperemos que un día regresen, y que esta vez sea organizado por OCESA. En cuanto a mí, no vuelvo a acudir a un evento organizado por estos idiotas. En verdad me pusieron muy de malas.