Tuesday, March 15, 2005

¿Por la libre?

(este post pertenece a una secuencia que comienza en "crónica de una ida y una vuelta")

Saliendo de la residencia Salum, subimos a nuestro auto-hotel, y le comenté a José "¿Por la libre?" como una preunta retórica de la que sabía la frustrante respuesta. "Por la libre" contestó. Apenas contabamos los primeros kilómetros y aún seguíamos a las afueras de León cuando vimos la primera gasolinera. Paramos a reabastecer el tanque. "Lleno por favor"... terrible error. Mientras el marcador del total de la venta avanzaba Giuseppe me dijo "Wey, que no pasé de $200 y asi cenamos algo allá en México"... 100... 150... 180... 200 (¡demonios!)... 220... 240... 250... ¡260! "¡Wey, sólo apartamos $250 para gas!, checa cuanto dinero queda", abrí mi cartera, ya que yo fungía como tesorero, y chequé. "No m*mes quedan $110 y son $112 de casetas". Todavía el imbécil despachador le echó las últimas gotitas y lo subió a $265. Al voltearnos a ver nuestra preocupación fue evidente. "Ni p*do, llegando a queretaro pepenamos 7 varos o le lloramos al de la caseta".

No pintaba del todo mal, pero apenas empezaba. Una vez más por las carreteras del bajío, el camino iba bastante bien. Si a caso se nos presentó otro incidente con un enjambre, aunque esta vez una buena parte se salvó, y una rata de muy buen tamaño se cruzo en nuestro camino (aunque José se trauma y jura que la atropelló, yo insistó en que lamentablemente el parásito ese quedó vivo). Cruzamos Irapuato sin pensar en lo difícil que nuestra situación se tornaba. Pasando el pueblo fresero vimos un letrero que dirigía "Queretaro CUOTA derecho, Salamanca LIBRE por la desviación", evidentemente pensando en nuestro bolsillo nos desviamos. No tardamos mucho en llegar a Salamanca, un méndigo pueblo bicicletero con una planificación urbana que hacía parecer a Iztapalapa un poema. Avenidas que se cortaban en un sentido sin previo aviso, topes en lugares sin alumbrado y sin ningún tipo de señalamiento y pavimentadas que nomás resaltaban las últimas 3 sílabas de la palabra, entre otras cosas.

Asustados por el letrero que decía "Guadalajara derecho" pasamos una vez más a la gasolinera esta vez con el único propósito de conseguir direcciones. Nos habíamos desviado mal en la carretera. El despchador de Pemex nos dijo que debíamos seguirnos por la carretera en el trebol donde estaba el letrero que decía "Queretaro CUOTA", y que más adelante estaba la desviación para la carretera libre. Regresamos, tomamos el camino que nos dijeron y en 10 minutos estabamos frente a una amenazante caseta de cobro de caminos y puentes. "Ya la c*gamos... ve y pregunta que hacemos". Fui, pregunté, y el de la caseta nos aconsejo salirnos por una desviación que estaba sólo unos metros atrás, que por ahí no nos cobrarían nada. Oh sorpresa, a 200 metroos de la desviación había otra caseta. "Son $17", "Pero si nos dijeron que por aqui es libre", "Si, pero a la libre se sala más adelante". El tono del diálogo entre Salum y el cobrador se tornaba un poco hostil. Pues ni hablar, $17 pesos fueron, y la idea de pepenar 24 pesos en lugar de 7 en queretaro era un poco más utópica.

No hay mucho de que hablar hasta nuestra llegada a Queretaro. Salimos a las 8 de León, y con todo y una ligera perdida en Salamanca llegamos a Queretaro a eso de las 10:15. Ibamos con buen tiempo. Si lograbamos tomar por la autopista México - Queretaro consiguiendo fondos en cualquier parte, no pasarían de las 12 y ya estaríamos dormidos en casita. Nuestras posibilidades se fueron abatiendo una por una. Paramos en una goslinera (si, otra vez) a pedir indicaciones de como salir hacia México por carretera libre: "Uy, ps nomás por Toluca joven, esta la desviación ahi antes de la caseta de Palmillas, pasando la Central de Camiones". Seguimos por la ciudad de Queretaro y pasamos a una segunda gasolinera, sólo para comprobar los datos: "¿a la libre?, si joven, ahi antes de la caseta de palimllas se baja por la bajada y se va hacia Toluca". Ok, lo de bajarse por la bajada dejaba todo ya muy claro. Salimos de la ciudad y aún seguíamos por una autopista con todos los lujos que da la cuota. Nos preocupamos de que acabaramos en una caseta que nos costara más de lo planeado. Por eso decidimos parar en la primera gasolinera de la autopista "Si, amigo, van bien, van bien... es adelante, antes de la caseta de palmillas, agarra hacia Toluca" nos contestó casi a gritos un ruquillo irritable. Todo parecía correcto. Nos iríamos hacia Toluca para entrar por Santa Fé a la Ciudad de México.

Quedaba en nuestra mente el cuestionamiento de como estaría la carretera libre Queretaro - Toluca. Creo que jamás imaginamos la respuesta. La desviación, como bien nos habían prevenido, estaba unos metros atrás de la caseta de Palmillas: "Desviación hacia Toluca libre". Entramos en la carretera. Era angosta como pocas, a duras penas pasaban 2 coches de tamaño mediano, por lo que cada que se acercaba un trailer en sentido contrario, sentíamos que se llevaría de adorno nuestro espejo retrovisor. El tránsito era ligero, pero la mayoría eran trailers. Driblando coches a la Emerson Fitippaldi, llevabamos aún una velocidad decente, hasta que ¡oh sorpresa!, se nos puso enfrente una patrulla de la PFP a 80 km/h, la que presumimos era la velocidad máxima en tan terrible carretera. No podíamos rebasarla, y así pasamos un rato, unos 20 minutos, hasta que llegamos a un pequeño poblado dónde la carretera se volvía de 2 carriles en cada sentido, y bajo presión de su histérico copiloto, José accedió a rebasarla. Después de unos segundos de tensión esperando que la justicia prendiera su sirena, pasamos el poblado, y entramos en una sección de la carretera que preferiría no recordar.

Por lo general las carreteras y autopistas de México estan muy dotadas de vida: enormes bosques, grandes cerros, bordes de montañas, puentes, lagos, ríos, etc. Esta maldita carretera lo más cercano a vida que tenía eran los multiples perros atropellados y algunos hasta degollados a los lados. De pronto ya no había bosques ni cerros alrededor, todo eran planicies muertas y completamente oscuras. Ver hacia atrás del coche era una imágen aterradora. La luz más cercana se vislumbraba a mínimo 1 o 2 kilómetros de distancia. Después de más de una hora en la carretera esperabamos un letrero que no dijera que nos estabamos acercando a casa. No lo había. No había señalamientos de NADA. De pronto eramos el único coche que se veía en los alrededores. Estabamos sólos en medio de una carretera totalmente oscura.

Un tope nos hizo saltar como muñecos de trapo. Nos negamos a bajar a checar las llantas, simplemente sentimos el balance del coche al dejar el volante suelto; todo parecía estar normal. Así es, habían TOPES en la maldita carretera... ¡TOPES! y lo peor es que no los señalaban, te agarraban de sorpresa. Ambos hicimos un mutuo acuerdo de que si se nos reventaba una llanta nos ibamos a quedar a dormir en el coche a un lado de la carretera sin llamar la atención en ningún modo hasta que fuera de día. Otro tope nos hizo saltar aún más. El balance parecía normal. Una curva peligrosa y mal trazada nos provocó un sobresalto. Curvas cerradísimas y sin peralte a la salida de rectas larguísimas, y sin la más mínima señal. Topes, topes y más topes. Decídimos bajar la velcidad para que no nos agarraran de sorpresa más imprevistos. Pues no sólo la velocidad era amenazante. Habían múltiples desviaciones sin indicación alguna de cuál camino había que seguir. En una de ellas fuimos a dar bien adentro de un poblado, y decidimos regresar a revisar algún letrero. Habíamos errado el camino y nos habíamo desviado, pero nos dimos cuenta a tiempo, la salida a la carretera correcta estaba sólo a unos metros. Aún eramos el único coche visible.

Así nos pasó un par de veces más, tuvimos que hacer circo maroma y teatro para regresar a verificar nuestra dirección. En una de las maniobras para dar vuelta, las luces del vehículo iluminaron un maguey colocado en el surco del camino que nos quedó de frente. El maguey era lo único visible pues la carretera nos quedaba a ambos lados. Esta planta era de proporciones enormes, el maguey más grande que he visto. El panorama que provocaba era tétrico y a la vez un tanto irónico... como esas imágenes de películas mexicanas de bajo presupuesto que pretenden ser de terror. Algo así como "El Santo contra el maguey asesino". No puedo negar que semejante monstruo vegetal me sacó un pequeño sobresalto.

A veces la carretera era recta y se dirgía de frente hacia la mancha urbana que seguramente era formada por Toluca y más adelante por la capital, pero al parecer esto sólo esta hecho para burlarse de los pobres ilusos que toman este espantoso camino, porque más adelante la recta daba una vuelta de 180° y comenzaba a alejarse de la mancha de luces, y serpenteaba de manera interminable.

Como para agudizar el panorama tétrico y deprimente, de frente a nosotros estaba el cerro más alto del paisaje, con la punta toda cubierta de neblina. Era una sombra monstruosa adornada con nubes tan oscuras como todos los alrededores. En la punta de la montaña, a través de las nubes se podían ver resplandores intermitentes que nosotros interpretamos como una tormenta eléctrica. No nos podíamos sentir más cerca de una experiancia estilo Mordor y El Señor de los Anillos. Lo solitario y oscuro del lugar eran deprimentes, y el mal estado de la carretera era terriblemente estresante. Estos caminos asemejaban más rutas de narcotráfico, que para como es el honorable Arturo Montiel, gober del bellísimo Estado de México (no se cual calificativo fue más sarcástico), no sería nada nuevo, p*nche narcotraficante.

Otro bache que amenazaba con volar nuestra llanta. No paso de un brinquito. En medio de este pasaje, como sacado de un sueño compartido entre Kafka y Bram Stoker, voló un murciélago enorme por arriba de nuestro coche. ¿que más podría faltar?. Al frente sobre la carretera se veían a lo lejos unas formas raras, a las que Salum les vió cara de vaca... eran un par de ramas caídas de un arbol. El conductor ya mostraba síntomas de cansancio extremo, por lo que me ofrecí como opción alternativa de conductor, "No, no, no te preocupes". Justo en el momento en el que desviamos el coche para driblar estas ramas voló por encima del coche una enorme ave blanca. "No m*mes ¿que fue eso?" preguntó el chofer exaltado. "¿Una gaviota?" contesté un tanto extrañado por mi percepción. "¿Una gaviota en TOLUCA? ¿Y a esta p*nche hora?", "Wey, no preguntes y maneja" repuse a punto de contestar de manera un tanto sarcástica "Ha de haber sido el Espiritu Santo". Ambos nos soltamos a reir casi como acto reflejo al ver que de ser una cruza de una novela de Kafka y Stoker, se integraban ahora imagenes como de un cuadro de Dalí.

El conductor ya estaba sucumbiendo ante el sueño. Estabamos ya casi en Toluca después de una experiencia de unas 3 horas en la carretera más ahorrible que he cruzado en mi vida, donde el desgaste psicológico había sido el peor. "Toluca 16". Ya casi llegabamos, y poco a poco se iban viendo más cercanas las luces de la mancha urbana, bordeamos un par de cerros, vimos que la "tormenta eléctrica" del alto cerro no eran sino las luces preventivas de unas torres de transmisión, nos integramos a una carretera un poco más decente. Por lo menos ya habían más coches alrededor. Apenas entrando a los alrededores de Toluca José dejo ir el coche hacia la izquierda sin darse cuenta, mordiendo inclusive por un segundo el acotamiento. Rectificó la posición del coche, pero mi confianza quedó un poco espantada. "Yo creo que si mejor maneja tu de Toluca a México". "¿No quieres cambiar ahorita?" pregunté preocupado. "No, al rato, más adelante". Su "más adelante" fueron sólo 5 minutos. "Ya cambiamos wey, ya no puedo". Tomé el control del coche y me aventé la cruzada del pueblo chorizero hasta la caseta. Nos quedaban segun yo arriba de $70, no tenía fuerzas ni para hacer cuentas, pero no creí que costara más la caseta de Toluca a México. Ya habíamos tenido suficiente de experiencias "por la libre".

Ma acerqué al puesto de cobro. "¿Cuánto es?", "$80 joven". NO ES POSIBLE. Me puse rojo, blanco, azul y de todos los colores del arcoiris, se me fue el aire un segundo y tome fuerzas para sacar mi cartera. Saqué un billete de $50... otro de $20, setenta... una moneda de un peso... un llavero... una moneda de 50 centavos... ya nos cargó el carajo... y como iluminación del cielo sentí e l borde corrugado de una moneda de $10... ya hubiera sido demasiado. Pagué y comenzé el camino final a casa. No pasó ni media hora y vi el letrero que decía "Salida a Santa Fé a 500 m". Sabía lo que eso significaba: en 20 minutos estaría en mi cuarto envuelto en cobijas y por fin disfrutando la oscuridad en un lugar cerrado y conocido.

¿Por la libre?... cuantas cosas pudieron hacer la diferencia: no comernos esa maldita barbacoa (que acabo pudriendose en el carro de José y luego en mi bote de basura), no haber comprado unos refrescos y unas mentas para matar la sed en el camino de ida, no gastar en el café para ver un partido deprimente, no haber consumido esa última chela, haber detenido la bomba de la gasolinera en $250... pero no, tuvo que ser POR LA LIBRE.

En esta historia hay muchas moralejas:

- Planea tu viaje con más anticipación y prevé contratiempos
- Planea tus gastos con cifras más holgadas
- Lleva dinero de reserva a un viaje
- No pidas "tanque lleno" si tu presupuesto es limitado

... y NUNCA, pero NUNCA tomes la maldita carretera libre Queretaro - Toluca.

4 comments:

zxk said...

Hahahaha pequeña aventura eh mac?? jajajaja

Anonymous said...

jajajaja, si se ve que eres de iztapalapa, y si no quieres que te digan jodido, "JODIDO" no critiques los pueblos de Mexico, que en muchos hay mas lana que la que tu tienes por lo que veo.

Anonymous said...

Vean el lado positivo del asunto...
- Fue una AVENTURA extrema
- Ya conocen una de las carreteras mas tétricas de Mexico...
- Intentaron volar papalotes
- Y sin esta aventura, no existiria este blog... el cual hace pasar buenos ratos a la gente que los leemos...

Todo vale la pena de alguna manera... conocer, inventar, reir, todas esas cosas que hacen que este tipo de sucesos sean inolvidables...

Un gran viaje Mac...

wslamexe said...

wey lo leo lo leo y lo LEO... una y otra vez muero de risa. Hasta lo patrocino! he mandado mails con este par de entradas de tu blog... es una maravilla.